miércoles, 3 de junio de 2015

Leer "La Región Vacía"



GUADALUPE CARRILLO TOREA

Borges, el hombre y el escritor de respuestas desconcertantes y muchas veces lapidarias, fue interrogado en repetidas ocasiones sobre el tema de la lectura y de los libros. Se decía afortunado de ser lector. Iba más allá, aseguraba que “la lectura era una de las formas de la felicidad”, o que “siempre había imaginado el paraíso como una especie de biblioteca”.


    Afortunadamente la asignatura que imparto en la licenciatura de Comunicación –Creación literaria- es optativa; a ella asisten quienes coinciden con Borges: les gusta leer, desean escribir bien…En esa tesitura invité a mis alumnos a que leyéramos La Región Vacía, la última novela publicada por la editorial Verbum de Mario Szichman, escritor – y sobre todo, amigo dilecto- a quien admiro por su trabajo periodístico y, por supuesto, por su quehacer literario.


   Se trata de una novela extensa –al menos para mis alumnos podría resultarles un poco larga- cuyo tema central aborda la caída de las torres gemelas. La prolífica producción cinematográfica e incluso literaria que este evento ha suscitado a lo largo de todos estos años, avizoraba una posible repetición de miradas: la vida de las víctimas, la división drástica entre buenos y malos –muy propia de la cultura gringa- la satanización del mundo islámico y el desastre mundial. Sin embargo mis alumnos entraron a sus páginas con mucha curiosidad y con el empeño de abrir horizontes a escritores aún no leídos. El resultado no se hizo esperar. Ayer respondieron a cinco preguntas  acerca de la novela y sus cualidades.



 Les pedí narrar algunos pasajes importantes, como lo fue la intervención del periodista Franz, autor de las fotografías de cientos de víctimas, mientras caían a pedazos sus cuerpos, o de aquellas que aún se encontraban encerradas mirando a través de los ventanales de los edificios en llamas. Sus respuestas daban detalles nimios: “El periodista Franz lleva una cámara fotográfica que no es profesional…” y añade la estudiante: “Se da cuenta que el rollo se le va a acabar y decide comprar más, así que  encuentra un negocio donde venden pero como no lleva dinero entrega sus cosas (computadora y mochila) a cambio de tres rollos de 24 exposiciones”.


    Todos admiraron el realismo con que fue descrito un evento de tal envergadura, entrelazado con situaciones cotidianas, en las que muchas veces se imponía la ironía, el sarcasmo. Así lo advirtió Alejandro, cuando especificó: “Los personajes están unidos por una característica: la ironía. Todos ellos sufren el atentado de formas casi irreales. Esto pone a la novela en un nivel simple pero sin perder su carácter trágico”. Y Gisel lo confirmó al señalar: “A mí me impactó la parte donde se narra cómo los personajes se suicidaban y se dejaban caer del edificio, personalmente no estaba enterada de estos hechos, pero al momento de leer “los cuerpos chapoteaban en su sangre” o que había miembros y torsos regados en el piso, me causó sensación de horror y a la vez de compasión, pues se narra de una manera fría y muy realista, mientras leía la cuarta parte, con algunas frases, se me erizaba la piel”.


    Las respuestas evidencian que se sintieron atrapados por las historias; los chavos describieron impresiones corporales impactantes. Eddie explicó: “Sin duda el climax de la novela, la cuarta parte, fue la más importante. El ritmo que maneja en la historia, la forma de narrar cada uno de los acontecimientos, el uso acertado de personajes secundarios así como el encuentro de todas las historias que venía contando logró, por lo menos en mí, un sentimiento de asombro y ansia por saber cuál fue el final de todas y cada una de las historias”.


   La Región Vacía pasó la prueba de fuego: atrapar por semanas la atención de 16 jóvenes entre 19 y 25 años que se sintieron sumergidos en la tragedia del 11/11, que sufrieron y rieron con sus personajes y que aplaudieron  la mirada original con que fue vista esta tragedia tantas veces recordada. De nuevo Eddie explica: “Encuentro dos puntos clave en donde recae la originalidad del texto: Los saltos temporales que el autor da dentro de la historia ya que permiten la construcción de una historia conjunta y el segundo es el tratamiento que se le da al tema. Abordar la historia desde un punto de vista ajeno al hecho en cuestión da una lectura diferente a lo que la historia nos tiene acostumbrados”.


      La Región Vacía será lectura imprescindible en Creación Literaria.
  
   
  


    

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