Guadalupe I Carrillo
Dentro
del cine de Oro mexicano que se desarrolló en las décadas de los cuarenta y
cincuenta se filmó una película cuya raíz histórica es particularmente
interesante. Se trata de Él la
película dirigida por Luis Buñuel y cuyo guión no fue de su autoría sino que
procede del libro homónimo de la escritora Mercedes Pinto. De origen
español, Pinto le tocó vivir en Mallorca
en la época de la Dictadura de Primo de Rivera. La España dura, de mentalidad
retrógrada, que no admitía el divorcio y que imponía la religión y el
nacionalismo como los más altos baluartes. En esa época Mercedes Pinto se casa
con un hombre acaudalado, de grandes ambiciones. La había deslumbrado su
caballerosidad, su aplomo, la virilidad de sus pasos. Sin embargo ya en los
días de la luna de miel el hombre empezó a actuar con una agresividad inusitada
y una celopatía cabalgante se adueñó de todos los minutos de su vida. A partir
de ese momento la vida de Mercedes Pinto se convertiría en un tránsito
permanente al infierno.
Sin embargo durante años se impuso el
criterio conservador de aquellos que le aconsejaban lo que a casi todas las
mujeres se les pide: aguantar. Y lo hizo, tuvieron hijos y vivieron juntos por
algunos años, hasta que la violencia del marido lanzó zarpazos de odio,
golpeándola físicamente, amenazándola de muerte. Fue internado en un
siquiátrico del que salió meses después. Durante toda la experiencia vivida
Pinto decidió verbalizar lo que padecía y escribió este texto al que podríamos
calificar de testimonial en el que cuenta el horror que la acompañó por tanto
tiempo.
Su historia tuvo aún más avatares pues aún
casada con Él, aunque ya separada físicamente, le pidieron dictara una
conferencia en una institución hospitalaria y Pinto la intituló “El divorcio
como medida higiénica”. El escándalo no se hizo esperar y el mismísimo Primo de
Rivera la llamó a su riguroso despacho para comunicarle que debía salir
exiliada inmediatamente del país. Así lo hizo llevándose a sus hijos a Uruguay
donde vivió algunos años para después trasladarse a México. Es aquí donde
conoce a Buñuel quien se interesa vivamente en su historia y en el texto
escrito que había sido publicado en una sola oportunidad.
Del texto brota una voz femenina que con
languidez, con pesar ancestral y en un tono lírico de hermosa cadencia le habla
al dolor en estos términos: “Tú, dolor amigo, me has despertado violentamente
de mi plácido sueño juvenil, para poner ante mí
en las sordas negruras de la noche, cuadros mil de violencia y de furor”[1].
Es la introducción que ha titulado “Invitación al Dolor”. El cierre de esta
comenta cómo ha sido escrito el título
de la obra: “A manera de título, el manuscrito empezaba con esta palabra
escrita en color rojo, no sé si con tinta o con sangre”.
La lectura del texto nos muestra a una mujer
inteligente sumida en una tragedia personal de alcances épicos. La sensibilidad
se hace huella en las palabras, se asoma a cada página acompañada del
desconcierto que brotaba cada vez que ÉL era defendido por sus seres queridos.
Allí habla una intelectual, una madre y una esposa que ha sido secuestrada por
el desconcierto.
La película filmada en 1953 sigue el guió de
Mercedes Pinto, pero el foco que observa lo que ocurre le da un giro diferente. Nos encontramos ante una mirada masculina que
se detiene en el hombre enfermo. La denuncia de la agresividad del hombre se
hace manifiesta y el sufrimiento de la mujer también. Sin embargo ella,
protagonizada por Delia Garcés, una mujer cuya belleza y dulzura sobresalen, es encarnada desde la sumisión. Brilla su
rostro, sus maneras suaves, su delicadeza; pero el intelecto parece ausentarse
de las escenas. Se escapa la inteligencia que sí encontramos en el libro y la
voz, la masculinidad de Arturo de Córdova cubren la pantalla por completo.
Es una buena interpretación, las escenas de
violencia más fuertes son dosificadas e insinuadas por la cámara con respeto al
espectador y la genialidad de Buñuel se hace presente. No cabe duda. Pero quien
ha leído el testimonio escrito y ve la película echa de menos la representación
inteligente de una mujer cuya valentía cruzó el océano y cuya voz se hizo
escuchar por décadas y en cientos de lugares del planeta.
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