Hace ya un mes que regresaron José María y María Eugenia. La realidad superó a la imaginación. Es tan fácil, cuando se desea y se asumen las mejores vibras, hacernos felices unos a otros. Así fue con mis sobrinos. Los perros, los pinos, el campo, la alberca y el tobogán...todo contribuyó a que nos sintiéramos en las mejores tesituras. Gracias Joseíto y Maruchita; fueron las mejores vacaciones.
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